Agua.
Cristales con lineas acorazonadas, sobre el aliento que empaña.
Hay frialdad, y adentro la chimenea espanta desalientos.
La acogedora atmosfera contrasta con la sobrecogedora obscuridad tras la ventana.
Los malvaviscos flotan en lo tibio de una taza.
La imaginacion rebota por las paredes de los sueños incumplidos en cada capitulo que se cierra, en este libro que despide aires de azahar sobre la habitacion, que si no fuera por estas palabras, oleria solamente a moho.
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