Ya estamos de vuelta de vacaciones, ha sido increíble ver Atenas, con su belleza, la acrópolis, con ese nuevo museo que la hace verdadera, atractiva y cercana a nosotros mismos. Es una ciudad para meditar, para divagar y perderse en el bazaar de Monastiraki, encontrar lo divino en lo antiguo mientras se cubre de lo tan moderno, pasear con los hijos, y despejar esa falta de sentido que a veces se tiene en la vida, inspirarse en la diosa, que nació de la cabeza de Zeus, y amar y amar y amar.... a los nuestros, por encima de todas las cosas.
El amor es mi ikigai y allí lo senti, lo palpe, lo vivi en la poesia que sentia de la cultura que me rodeaba, ligada a la risa y al orgullo de poder compartir ese momento con mi familia. Alli mas que nunca me senti poeta. Los dioses me regalaron simbolos, desde piedras y ruinas, hasta el renacer de la ciudad en si, vi las caras de las mujeres y hombres griegos que aunque pasen por un momento muy dificil debido a sus circunstancias, aun pueden reír y beber, y compartir, y hablar de todos lo temas posibles entre pitas, souvlakis, y tsatsikis. Alli me di cuenta que si vale la pena vivir, y viajar, y unir todas las almas, vengan de donde vengan. Atenas me recibió soleada, y me dio luz.
Yo solo puedo agradecerle a todos los dioses por todos los regalos que me ha dado la vida.
No comments:
Post a Comment