Wednesday, May 2, 2012

fragmento


Uno, dos, tres, probando, uno, dos... Me oyes bien? Pregunta Estela, mientras se arregla el moño en lo alto de la cabeza con una mano, y mueve el microfono con la otra.
-Si, te oigo alto y claro, mejor que nunca- le digo, y aunque no me vea, pues ando sentado detrás de la consola, me puede oír.
-Nunca esta de mas chequear el nivel del sonido- sigue diciendo ella.
La tarima esta llena de bailarinas. Hay seis jovenes aun calentando para ensayar la coreografia. Estas chicas de hoy en dia son multifaceticas, se creen que son directoras, sonidistas, vestuaristas, y que son las reinas del show. Aunque tengo que reconocer que si que se las apañan bien.
Por ejemplo, esa de la esquina, Lola, lo mismo se maquilla ella solita, que zurce un descosido de la ropa de brillo, que le pone una pluma a un tocado, que te pide que la invites a una copa al cierre.
Pero yo nunca la he invitado a nada. Yo soy muy profesional, bueno, eso no me lo creo ni yo mismo, pero no, jamas he salido con esa chica...con esa nariz! Ademas mi corazón pronto tendrá dueña. San Antonio de mediador.
Y aquella a su lado, la rubianca, Mara, es muy mona, y tiene una gran técnica al bailar, creo que llegara lejos, aunque se lo toma todo demasiado a pecho y en el 'show business' hay que tener la sangre de hielo. Las dos que están sentadas, estirandose, me recuerdan a un cuadro de Degas, son inseparables, y se les nota las clases de ballet clásico bajo el cinto.
La  morena con el cigarrillo, al final de la tarima, me parece algo anacrónica. Su piel aceitunada y sus ojos felinos, la hacen algo diferente a las demás. No la conozco muy bien, pero tiempo al tiempo.
-A ver, canta algo, mujer, que para eso hay voz- le digo a Estela, quien esta aun frente al micrófono, mirando a lo lejos, embobecida con el foco de luz que casi la ciega.
Estela, es la bailarina principal, y la mas bonita, tiene un cuerpazo de cinematografía, debido en parte a tantos años de ejercicios y clases de baile, pero el resto es pura genética, porque esos ojazos, con esas pestañas tan largas, y esa boca, y esa voz dulce, y ese algo que atrapa, que te deja pensandola, aun cuando ya se ha dado vuelta,  y te deja imaginado sus pasos, su manera de caminar...
-Lorenzooo! Pero no me decias que me oias bien?- me grita Estela, Estela de mar, Estela la bella, Estela estelar...
Ya no se que voy a hacer, y es que la tengo frente a mi 12 horas al dia, seis días a la semana, pues los Lunes cerramos.
Aunque ese dia, mi dia libre, la tengo frente a mi mas horas aun, pues no me la saco de la cabeza. El lunes es el dia del lavatin, y de planchar mis camisas, y mis pantalones, así Estela y las demas chicas me ven bien coordinado, limpio, y planchado.
Pero, lo cierto es que Estela ni me mira. No me ve, literalmente, y es que siempre ando detrás de la consola, y de todos modos ella es la estrella del show de este cabaret, y tiene miles de admiradores, que revolotean como moscones alrededor de una torta de crema y vainilla.
-Lorenzo, por favor, a ver si mañana estas a tope, eh, que hoy te noto mas ensimismado que de costumbre-. Ella debe pensar que mi coeficiente de inteligencia esta en menos 200. Lo que no esta muy alejado de la realidad. Yo lo único que hago es ayudar en el sonido, pues mi jefe es Julian, ayudar con las luces, al luminotecnico que es Pepe, y ayudar en el barrido del escenario. Allí si que soy el jefe total pues hasta compre la escoba yo mismo, con cerdas verdes nuevecitas, y hasta utilice papel de lija para limar las asperezas del palo, y así evitar callos en las manos. Y es que yo soy muy detallista. Pues eso, eso puedo decir que soy, el barrendero jefe, y que conste que soy autodidacta.
Mi vida no siempre fue asi, muchos piensan que por mi acento, soy de Barcelona, pero la realidad es que nací en el Caribe, y que mi niñez transcurrió de una manera diferente, alejado de bambalinas. Si mis abuelos estuvieran vivos y supieran de mi mísera existencia, estuvieran poniendo el grito en el cielo, donde seguro estarán ahora, sobre todo mí querida abuela, Charo, que en paz descanse. Mi abuelo, por otro lado, lo seguro es que ya se habria dado varias vueltas en su tumba, porque Don Lorenzo Arencibia Marquez, lo que quería que yo, su primer nieto varón, fuera, era arquitecto, como todos en la familia de los Arencibia. Pero las vueltas que da la vida son tantas, que a estas alturas, este hombre que soy lo único que tiene de Arencibia,  es la miopía heredada, y los recuerdos, los bellos y a veces trágicos recuerdos de una infancia de tardes soleadas de paseo por la alameda, y de miedos infantiles por los ruidos de truenos y relámpagos debido a ciclones que atormentaban mi ciudad. La ciudad donde los Arencibias eran caciques de una tribu muy peculiar.

No comments:

Post a Comment